SINHOR

En nuestra vida diaria somos usuarios de más de un edificio: nuestra propia residencia y el lugar de trabajo, para empezar, pero también somos usuarios de otros edificios, como los que prestan servicios docentes, sanitarios, culturales, etc. En cada uno de ellos se consume energía para satisfacer las necesidades de calefacción y refrigeración, pero también de disponibilidad de agua caliente sanitaria, ventilación, iluminación, cocción, lavado, conservación de los alimentos, ofimática, etc.

De acuerdo a los datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), la edificación representa un 24% del consumo total de la energía del país. Por otro lado, el consumo energético relativo a la climatización de los edificios en Andalucía representa el 33% de su consumo (proyecto CEVIAN, Universidad de Sevilla), lo que representa el 8% del total. Este porcentaje, además, tiende a incrementarse.

Una definición sencilla de inercia térmica vendría a decir que es la capacidad que tiene la masa de conservar la energía térmica recibida e ir liberándola progresivamente. Debido a esta capacidad, teniendo en cuenta la inercia térmica de los cerramientos de un edificio, puede disminuirse la necesidad de climatización, con la consecuente reducción de consumo energético y de emisiones contaminantes.

La inercia térmica mejora el comportamiento energético de los edificios porque permite la amortiguación en la variación de las temperaturas y el desfase de la temperatura interior respecto a la exterior.

En resumen, se trata del mismo efecto que se produce en las viejas catedrales de piedra, donde la temperatura interior se mantiene relativamente constante frente a las variaciones exteriores.

En el caso de una situación con elevada temperatura exterior y radiación solar, la temperatura exterior del cerramiento se eleva produciéndose una transferencia de calor hacia el interior del edificio. La evolución de la temperatura de la cara exterior presenta un máximo (máxima amplitud) en un momento en concreto del día en función de la ubicación y orientación del cerramiento. Esta onda de temperatura exterior se ve amortiguada, en cuanto a amplitud, al atravesar el cerramiento, surgiendo además un desfase entre los instantes en los que se produce un pico de temperatura. El efecto de desfase y amortiguamiento permite que el edificio permanezca más tiempo en la zona de confort sin necesidad de gasto energético adicional lo que permite ahorros de manera gratuita ya que son inherentes al material.

Figura 1. Atenuación de los picos de temperatura gracias a la inercia térmica del hormigón en cerramientos

La inercia térmica es la propiedad que indica la cantidad de calor que puede conservar un cuerpo y la velocidad con que la cede o absorbe del entorno. No se trata de una magnitud física en sí misma, sino que depende de la masa, del calor específico y del coeficiente de conductividad térmica del material.

Esta propiedad se utiliza en construcción para conservar la temperatura del interior de los locales habitables más estable a lo largo del día, mediante muros de gran masa. En invierno, durante el día se calientan, y por la noche, más fría, van cediendo el calor al ambiente del local. En verano, por la noche se enfrían con una ventilación adecuada, para ceder este frío al ambiente a lo largo del día siguiente.

Las características físicas del hormigón, que es una piedra artificial, le confieren una gran inercia térmica, lo que permite predecir un comportamiento energético óptimo del edificio en el caso de que este material forme el núcleo interno (estructura) y externo (fachadas y cubiertas) del mismo. La utilización del hormigón como cerramiento de fachada y cubierta en la edificación:

  • Reduce el consumo energético de calefacción.
  • Suaviza las variaciones de la temperatura interna.
  • Retrasa las temperaturas máximas en oficinas y edificios comerciales hasta la salida de sus ocupantes.
  • Reduce los picos de las temperaturas (máximas y mínimas) y puede hacer innecesaria la climatización.
  • Puede emplearse con la ventilación nocturna para eliminar la necesidad de enfriamiento durante el día.
  • Hace un mejor uso de las fuentes de calefacción de baja temperatura, tales como bombas de calor para suelos radiantes.

Preguntas frecuentes sobre inercia térmica

Objetivos del proyecto

El objetivo principal del proyecto es parametrizar las variables fundamentales que caracterizan la inercia térmica de los edificios con vistas a mejorar sustancialmente su  tratamiento en los procedimientos de cálculo del comportamiento térmico de edificios. Este hecho contribuiría decisivamente a poner en valor el papel de las soluciones de hormigón como elemento de mejora de la eficiencia energética.

Esta parametrización permitirá además que los proyectistas puedan, de manera sencilla, estimar los ahorros energéticos derivados de la inercia térmica de los edificios con contorno y estructura de hormigón.

Adicionalmente a este objetivo general, se establecen dos objetivos parciales:

  • Desarrollo de nuevos diseños de edificios que permitan, a partir del conocimiento adquirido durante el análisis del proceso de calentamiento y enfriamiento del contorno de hormigón, maximizar el beneficio energético derivado de la inercia térmica del hormigón. Estos diseños innovadores que se desarrollen durante el proyecto deberán ser de aplicación tanto a edificios de nueva construcción como a edificios existentes sujetos a operaciones de rehabilitación.
  • Comprobación de los diseños desarrollados en un prototipo de tamaño reducido en el que adicionalmente se ensayarán nuevos mecanismos de maximizar la inercia térmica del hormigón.

¿Cómo y cuándo utilizar la solución SINHOR en mi edificio?

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  1. Técnicos y profesionales de la edificación:
  2. Público en general
  3. Desarrolladores de herramientas informáticas para la evaluación energética de edificios: