UN MATERIAL DE FUTURO
El hormigón es esencial en nuestra vida. El hecho de sea el producto más consumido del planeta después del agua no es una casualidad. El 70% de la población mundial vive en edificaciones con estructuras de hormigón. Además, es el pilar básico de las infraestructuras de transporte (viaductos, pavimentos, puertos, aeropuertos, etc.), de las infraestructuras necesarias para una correcta gestión del agua (red de tuberías, canales, presas, etc.), y está presente también en la gestión de energías renovables (aerogeneradores, parques fotovoltaicos, almacenamiento térmico de energía, etc.).
El hormigón del futuro
Los hormigones reciclados, con fibras y ligeros, la incorporación de sensores en las estructuras de hormigón, el hormigón descontaminante,… son sólo algunos de los aspectos que definen el futuro inmediato del hormigón. Las estructuras de hormigón que deben evolucionar con los tiempos, adaptarse a la demanda y garantizar un servicio con mayor nivel de seguridad y comodidad. Y no sólo en lo que atañe a la obra nueva sino, y muy especialmente, en lo que afecta a la actualización y modernización del patrimonio existente.
El futuro ya ha llegado y el hormigón no puede quedar al margen del progreso. El sector del hormigón será, sin duda, uno de los que experimente mayores innovaciones.
Las ventajas de construir en hormigón
Más durable
Robusto, resistente con posibilidad de soluciones esbeltas.
Elevada vida útil.
Más económico
Menor mantenimiento.
Material local y accesible.
En edificación, ahorro energético en sistemas de climatización.
Ahorro de combustible en pavimentos.
Más expresivo
Gran versatilidad.
Se expresa en formas, texturas y colores.
Más seguro
Robustez y resistencia frente a inclemencias climatológicas.
Resistente al fuego.
Protege de las inundaciones.
Seguro ante fenómenos sísmicos.
Resistente a sales fundentes, aceites y vertidos.
Mayor confort
Aislamiento acústico.
En edificación, calidad del aire interior inalterada.
Mantiene las condiciones de temperatura estables.
Más sostenible
100% reciclable.
Producto local.
Contribuye a la eficiencia energética de los edificios, y por tanto a la reducción de CO2.
Reduce la temperatura ambiente en entornos urbanos eliminando las islas de calor.
Menos emisiones de CO2 en todo su ciclo de vida.
Más reflectancia, menor necesidad de iluminación.